Wilstermann está conminado a vencer hoy a Guabirá (17:30) en el Gilberto Parada si no quiere hundirse más en la zona del descenso de categoría, donde se encuentra penúltimo, por encima de Real Mamoré, cuyo plantel tiene también mañana un complicado encuentro con Bolívar en el Hernando Siles de La Paz.
Los “aviadores” están conscientes de que a partir de hoy- más que nunca- una derrota los conducirá irrebatiblemente a perder la categoría, circunstancia que, de materializarse, sería la hecatombe para la institución que ostenta un exquisito palmarés en el balompié nacional, pero que de un tiempo a esta parte se ha sumido en una descomunal crisis institucional y deportiva.
Algo semejante ocurre en la vereda de enfrente, porque los “azucareros” pretenden zafarse de una vez por todas de la zona del descenso, aspiración que podría plasmarse hoy si es que triunfan frente al cuadro cochabambino, pues su punto promedio subirá y sus contendores inmediatos e n esta lucha (La Paz FC, el propio Wilstermann y Real Mamoré) no podrán superarle, por lo que podría respirar tranquilo.
Es por esa razón que el encuentro tiene mucha trascendencia, por las aspiraciones que poseen y el futuro que les puede deparar a ambos de acuerdo al resultado que obtengan.
No cabe duda que el panorama más espinoso lo tiene Wilstermann, pues, en el mejor de los casos, tiene que cosechar si es posible las 12 unidades que tiene que disputar en los cuatro partidos que le restan por jugar, incluido el de hoy frente a Guabirá, para librarse definitivamente del descenso directo de categoría, además de esperar que La Paz FC no sume lo suficiente para que los Rojos puedan rebasarlo, circunstancia que les consentiría mantener la categoría sin tener que jugar el indirecto.
Es indudable que los hinchas de Wilstermann estarán con los nervios en punta en cada uno de los encuentros que se avecinan, como aconteció el año pasado, anhelando que el equipo de sus am ores no baje al fútbol amateur. En 2009, lograron mantenerse en la Li ga.
La pregunta es: ¿lograrán su cometido este año? La respuesta puede comenzar a descifrarse a partir de hoy, cuando abandonen la “Caldera del Diablo”, que estará -como es costumbre- otra vez hirviendo con el aliento inacabable de sus parciales.
Los “aviadores” están conscientes de que a partir de hoy- más que nunca- una derrota los conducirá irrebatiblemente a perder la categoría, circunstancia que, de materializarse, sería la hecatombe para la institución que ostenta un exquisito palmarés en el balompié nacional, pero que de un tiempo a esta parte se ha sumido en una descomunal crisis institucional y deportiva.
Algo semejante ocurre en la vereda de enfrente, porque los “azucareros” pretenden zafarse de una vez por todas de la zona del descenso, aspiración que podría plasmarse hoy si es que triunfan frente al cuadro cochabambino, pues su punto promedio subirá y sus contendores inmediatos e n esta lucha (La Paz FC, el propio Wilstermann y Real Mamoré) no podrán superarle, por lo que podría respirar tranquilo.
Es por esa razón que el encuentro tiene mucha trascendencia, por las aspiraciones que poseen y el futuro que les puede deparar a ambos de acuerdo al resultado que obtengan.
No cabe duda que el panorama más espinoso lo tiene Wilstermann, pues, en el mejor de los casos, tiene que cosechar si es posible las 12 unidades que tiene que disputar en los cuatro partidos que le restan por jugar, incluido el de hoy frente a Guabirá, para librarse definitivamente del descenso directo de categoría, además de esperar que La Paz FC no sume lo suficiente para que los Rojos puedan rebasarlo, circunstancia que les consentiría mantener la categoría sin tener que jugar el indirecto.
Es indudable que los hinchas de Wilstermann estarán con los nervios en punta en cada uno de los encuentros que se avecinan, como aconteció el año pasado, anhelando que el equipo de sus am ores no baje al fútbol amateur. En 2009, lograron mantenerse en la Li ga.
La pregunta es: ¿lograrán su cometido este año? La respuesta puede comenzar a descifrarse a partir de hoy, cuando abandonen la “Caldera del Diablo”, que estará -como es costumbre- otra vez hirviendo con el aliento inacabable de sus parciales.
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